El bajo acústico es un cordófono, instrumento de cuerda frotado por un arco, transpositor (suena una octava más baja de lo que se lee en la partitura), tocado también por pizzicato (pellizcado en italiano), con los dedos. Entre los instrumentos de la familia de las cuerdas en la orquesta, es el registro más bajo y también el más grande. Utilizado en grandes orquestas en familias de hasta 12 instrumentos y utilizado solo en música de cámara, jazz y música popular.
Sus cuerdas, de mayor a menor, tienen la siguiente afinación: G2, D2, A-1, E-1. También hay bajos de cinco cuerdas, con una cuerda inferior afinada a sí misma (o, más raramente, C-2 o A-3), siendo C3 la C media del piano (numeración tradicional y no la de midi, que sería sea C4 o central).
Su uso en la música de concierto es variado, en el momento de su aparición se utilizaba para reforzar la melodía más grave de las polifonías, casi siempre doblando la melodía del violonchelo o su "prima" guitarra. A partir de Beethoven se empezó a utilizar por separado del violonchelo y a finales del siglo XIX se empezó a explorar más su timbre en orquestaciones de diversas formas, mezcladas con los sonidos del fagot, contrafagot, clarinete, etc. Mucho más allá de sus viejos compañeros de partituras: el violonchelo y los timbales.
En el jazz se explora profundamente su uso rítmico, por ejemplo, con el bajo caminando. En este estilo se suele utilizar la técnica del pizzicato, pero el arco también está presente en los solos de músicos como Paul Chambers y Niels-Henning Ørsted Pedersen, entre otros. En muchos estilos de música popular del siglo XX, es habitual utilizar el bajo eléctrico en lugar del tradicional contrabajo, este último inventado por Leo Fender en la década de 1950.
Disponemos de varios bajos de las mejores marcas del mercado como Kreutzer con modelos para principiantes o aptos para profesionales.